¿Alguna vez les pasó que alguien logre quitarle el significado a las palabras? Cuando me dicen "perdón", sea quien sea, para mí ya no vale nada. O un "te quiero hacer bien", "te voy a cuidar", tampoco. Nada. Palabras vacías. Pero, ¿es posible que las palabras pierdan su significado por sí solas? No, claro que no. Y dado que ocurre lo mismo proviniendo de absolutamente todos los emisores, está clarísimo que el problema radica en el receptor. O quizás, en el primer emisor. El emisor que descuidó tanto la coherencia y concordancia entre las palabras y su significado real, que derrumbó un diccionario entero en mi cabeza. Y acá estoy, uniendo las letras caidas, sin esperar que nadie recupere el valor de las palabras, porque eso está en mi. Todo está en mi. Y lo reconstruiré.